Actividad
Primero escuchamos el relato de Daniel en torno a la siguiente pregunta: ¿de qué forma las escrituras creativas se relacionan con la academia y, por otra parte, cómo generan pensamiento crítico? En sus propias palabras:
Las escrituras creativas recrean la realidad en la que nos encontramos sumergidos. Son un afluente de sensaciones y sentimientos. Hay una erupción del ser en cada poema. El ejercicio de la catarsis doblega nuestros instintos haciéndolos emerger en la palabra. Posibilitan la interpretación de otras cosmogonías, en tanto se creen personajes con sistemas de valores diferentes al nuestro [en ocasiones tan opuestos que nuestros propios personajes se convierten en aquello que aborrecemos]. De este modo, generan una comprensión de los otros puntos de vista. Nos hacen reflexivos frente al actuar del otro. Instauran universos disímiles, caóticos, efímeros y a la vez perpetuos, ya que la palabra se erige como un monumento en contra del olvido.
A partir del registro, al crear un personaje, se establece una polifonía de la que se componen la realidad y la verdad. Nuestros personajes y sus actos de habla se convierten entonces en un microcosmos del universo. Una situación estereotipada conjugada a través de un lenguaje coloquial puede ser atravesada por el problema más profundo de la existencia y de la humanidad. Por tanto, las escrituras creativas brindan herramientas para construir nuestra propia posición frente al mundo, cultivando en nosotros un pensamiento crítico
Por otro lado, el hecho artesanal de las palabras escritas, generan versatilidad en el discurso, abriendo posibilidades de enunciar, no solo, más estéticamente, sino con mayor claridad lo deseado. Lo vulgar y lo cotidiano cobran fuerza cuando se convierten en el símbolo del poeta o en fragmento de la metáfora del narrador. En la soledad de la palabra, el escritor se repiensa y reconstruye. Nada está dado, todo es posible y al ser posible el mundo se convierte en el mejor escenario para crear belleza.
(Daniel Ángel, Propuesta de taller sobre escrituras creativas, 2016)
Después hicimos un ejercicio de sensibilización, que consistía en la escritura automática (y poética) de sensaciones, a partir de dos condiciones:
- Escoger una banda sonora (una canción, importante para cada participante)
- Escoger un lugar, un escenario
Sin mucha reflexión o cálculo, en contravía del tipo de proceso de escritura que acostumbramos en la academia, cada uno plasmó en su cuaderno una re-creación de ese mundo imaginado y de sí mismo a través de las sensaciones evocadas. Leímos en voz alta algunos de los textos creados en el ejercicio (ver textos al final).
Enseguida leímos en voz alta, analizamos y comentamos dos poemas: Felices los normales de Roberto Fernández Retamar y Madre entre mis cosas de Eduardo Cote Lamus.
Posteriormente, nos dividimos en tres grupos. A cada grupo le correspondió un verso diferente para la composición de un poema. Grupo a) Recuerdo; b) He visto; c) Mi casa. También leímos en voz alta estos poemas para todo el grupo (ver textos al final).
Finalmente, con el fin de explorar la metáfora como reconstrucción de la realidad, leímos y analizamos dos poemas: Y la muerte no tendrá dominio de Dylan Thomas y Dulzura por dulzura corazona de César Vallejo.
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